En los comienzos del siglo XIX, se produjeron revoluciones y declaraciones de
independencia en toda Hispanoamérica, en parte aprovechando la transitoria imposibilidad de España de reprimir estos movimientos, por la guerra europea en la que se encontraba comprometida.
Sin embargo, a partir de 1814 la situación en Europa comenzó a complicar los proyectos revolucionarios americanos: el rey Fernando VII recuperó su soberanía y regresó a España; en 1815, el emperador Napoleón fue derrotado en Waterloo y el Congreso de Viena restableció el llamado “Antiguo Régimen”. Si bien no lo consiguieron, durante más de una década se promovieron nuevas guerras para derrotar a los revolucionarios americanos y recuperar las colonias sublevadas.
A comienzos de 1816, todas las revoluciones habían sido vencidas militarmente y sólo los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata habían conservado su autonomía, aunque aúnno se había declarado la independencia y se encontraban con una economía arruinada por la guerra y la ruptura de los antiguos circuitos comerciales.
A su vez, los conflictos y disputas entre las provincias habían llevado al surgimiento de dos sistemas políticos: las Liga de los Pueblos Libres, conformada en 1815 por el caudillo José Gervasio de Artigas, que incluía a la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, pueblos de las Misiones y Córdoba y que proponían la conformación de una confederación de provincias. Por otro lado, las
Provincias Unidas del Río de la Plata, lideradas por Buenos Aires, que sostenían un proyecto centralista y más conservador. Muchos revolucionarios presionaron para avanzar hacia la independencia. Entre ellos José de San Martín, gobernador intendente de Cuyo, que el 12 de abril de 1816, escribía al diputado por Mendoza, Tomás Godoy Cruz expresándose en estos términos: “¡Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia! No le parece a Ud. una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos, ¿qué nos falta más que decirlo? Por otra parte los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos. Esté usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación. . . ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas.”1 En este texto, San Martín daba argumentos políticos para sostener las guerras por la independencia, que habían comenzado en 1810 y terminarían, en la América del Sur, en 1824. La Revolución se encontraba en una encrucijada: un contexto internacional desfavorable, una situación económica acuciante, una crisis política interna que resquebrajaba un posible proyecto común entre las provincias y un pueblo en armas que había comenzado a cuestionar el orden social.
Teniendo en cuenta que los diferentes gobiernos desde 1810 habían adoptado diversas estrategias para demorar la declaración de la independencia, intentando sostener la ambigüedad de enfrentar en el campo de batalla a los realistas, establecer los símbolos de una nueva Nación y, al mismo tiempo, reconocer a Fernando VII como rey, podemos interpretar el llamado a un Congreso Constituyente para declarar la Independencia como una opción para salir de esa crisis. De esta manera el sector más conservador de los revolucionarios dio un paso radical, tomando una decisión trascendente para nuestra historia. Finalmente, el 9 de julio se firma el Acta de Independencia y diez días más tarde se modifica la fórmula de juramento añadiéndole “... y toda otra dominación extranjera" al texto que decía “independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
Sin embargo, la declaración de la independencia era sólo una de las decisiones importantes tomadas en ese Congreso. También se nombró un nuevo Director Supremo, reafirmando el centralismo porteño y se le otorgó apoyo al Plan Continental de San Martín que permitiría ganar con la guerra la emancipación de América del Sur.
Por otro lado, quedaron irresueltas otras decisiones trascendentales, como la elección de una forma de gobierno – república o monarquía - para el nuevo Estado.
Declarar la independencia, poner fin a la guerra, conformar un nuevo Estado independiente, intentar – aunque no lo logró – unificar en un mismo proyecto político a las provincias del antiguo Virreinato el Río de la Plata; en definitiva, el Congreso Constituyente tuvo como principal objetivo dar un cierre al ciclo revolucionario y comenzar a reconstruir un orden.
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23 de Abril - Día Internacional del Libro
y del derecho de Autor
La elección del día 23 de abril como Día del Libro y del Derecho de Autor, procede de la coincidencia del fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega en la misma fecha, en el año 1616.
Tres grandes autores de la literatura universal.